miércoles, 13 de agosto de 2014

¿Por qué debe parar Studio Ghibli?

El cese temporal podría ser una buena oportunidad

Los datos de recaudación de Marnie evidencian algo que el propio Toshio Suzuki anunció justo la semana pasada: Ghibli debe replantearse su futuro. Y es que, independientemente de los datos económicos, es cierto que desde que Hayao Miyazaki anunció su retirada de la producción de largometrajes, Studio Ghibli ha sufrido una pérdida de marca increíble. Las producciones que han roto todos los récords posibles fueron dirigidas por el maestro Miyazaki, y desunir la identidad de Ghibli de la de Miyazaki es algo difícil de digerir.


Muchos admiradores del estudio comentan que Ghibli es mucho más que Miyazaki: está Takahata, el productor Suzuki, y ahora se tiene a Hiromasa Yonebayashi y Gôro Miyazaki también, más un equipo técnico que está entre bastidores. Sí, es verdad, pero también es cierto que, en el sentido más económico, Miyazaki ha sido el mayor causante de la solvencia de los largometrajes del estudio. Sus películas están entre las producciones que mayor recaudación han tenido en la historia del cine en Japón, El viaje de Chihiro es el segundo largometraje más taquillero, solo por detrás de Frozen: El reino del hielo en el país nipón. Las últimas producciones no realizadas por Miyazaki no tuvieron una recaudación mala pero tampoco ha sido astronómica. Quizás la excepción fue Arrietty y el mundo de los diminutos pero, en dicho filme, la imagen de Miyazaki estuvo muy presente.


Dicho esto, es completamente lógico que Studio Ghibli haya decidido parar de producir largometrajes a corto plazo. No porque se desmantele todo, sino porque es mejor cerrar un ciclo e iniciar otro que seguir arriesgándose a producir películas que, por presiones económicas, quizás no pudieran mantener el ritmo de calidad que una producción del estudio debe de tener. Un ejemplo de parón ha sido Pixar que, por motivos creativos y diferentes, no ha estrenado ninguna cinta este 2014. También la factoría Disney ralentizó la creación de clásicos después del fallecimiento de Walt Disney. Entre 1966 y 1989 (año en el que renació como estudio con La sirenita) sólo se produjeron 7 largometrajes, con resultados muy irregulares en taquilla.


El que Studio Ghibli haya decidido reestructurarse ahora es porque se quiere evitar una hecatombe que sí signifique realmente el fin del estudio. Un fracaso, tanto de taquilla como de crítica, puede provocar que la compañía desaparezca y se quiere evitar eso. Datos como los de Omoide no Marnie, La leyenda de la Princesa Kaguya o La colina de las amapolas ahora los pueden soportar, pero a largo plazo serían inviables.
Leyendo comentarios sobre el futuro del estudio, se recuperan declaraciones como unas de 2010 en las que Miyazaki y Suzuki hablaban sobre una posible desintegración del estudio. Han pasado cuatro años y Ghibli ha producido cinco largometrajes más (Arrietty, La colina de las amapolas, El viento se levanta, Kaguya y Marnie). Algo curioso es que estas cinco producciones tienen algo en común: la nostalgia y la melancolía. Las cinco hablan sobre un futuro incierto en sus personajes, cargados por un pasado que les pesa y con un presente que no se presenta muy halagüeño. Quizás, inconscientemente, el propio estudio estaba finalizando una etapa mostrando sus mayores dudas a través de sus últimas películas.


Y es que el cambio de etapa era necesario. Studio Ghibli es uno de los estudios de animación más importantes del mundo y, al contrario de los que piensan algunos románticos, una renovación no tiene que significar rebajar la calidad de las producciones ni venderse al mejor postor. Mirando los últimos movimientos, Takahata ha llevado a su Kaguya a los festivales de Cannes y Annecy, donde ha obtenido unas críticas excelentes y ha conseguido licencias para su distribución en varios países. Este tipo de actitud es la que debería continuar el estudio en el futuro, la exhibición de sus filmes en festivales de cine, dándose a conocer en circuitos de prestigio. Esa es la estrategia de otro estudio de animación japonés, Production I.G., que ha conseguido que películas como Una carta para Momo o Giovanni's Island (que tuvieron una recepción floja en la taquilla japonesa), estén en boca de expertos y se postulen para premios como en el caso de esta última, que obtuvo una Mención Especial en el último Festival de Annecy, donde además consiguieron recuperar la inversión de la película.


Eso sin contar que también debe cambiar el concepto de un director como marca a que el equipo en sí sea la marca. Vale que Yonebayashi o Miyazaki hijo tienen madera para hacer largometrajes interesantes, pero es gracias al trabajo en equipo por lo que sus filmes pueden brillar. El no atarse tanto a un director le daría a Studio Ghibli una identidad propia e independiente, aunque tenga en plantilla a artistas fuera de serie. Ghibli tiene ahora un camino lleno de incertidumbre, como lo tuvieron la familia de Arrietty, los miembros de la casa-club Quartier Latin o Jiro Horikoshi, pero también tienen esperanza y ganas de renovarse y ver qué van a realizar ahora, como los antes nombrados. 
Un período de descanso que les servirá para volver a empezar con ganas, demostrando que todavía se puede hacer animación de manera diferente. Vale que no será lo mismo, pero en eso está lo interesante: que se podrá ver algo nuevo.


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martes, 12 de agosto de 2014

'Marnie' y el futuro de Studio Ghibli

La última película del estudio camina con regulares resultados

Ya han pasado cuatro semanas desde el estreno en cines de Omoide no Marnie, a fecha del 3 de agosto, la película lleva recaudados 15.553.564 dólares (11.596.971 euros). Estos datos la acercan a filmes similares como La colina de las amapolas, del mismo estudio, o Wolf Children (Los niños lobo), de Madhouse. Ambas producciones son ejemplos de cine de animación japonés de calidad, independiente a sagas de series conocidas.


Semana 1
2011 - La colina de las amapolas | 4.794.478 $ (3.574.888 €)
2012 - Wolf Children | 4.592.490 $ (3.424.229 €)
2014 - Omoide no Marnie | 3.738.558 $ (2.787.525 €)
Semana 2
2011 - La colina de las amapolas | 14.242.382 $ (10.619.333 €)
2012 - Wolf Children | 12.850.183 $ (9.581.289 €)
2014 - Omoide no Marnie | 10.312.748 $ (7.689.340 €)
Semana 3
2011 - La colina de las amapolas | 21.495.806 $ (16.027.595 €)
2012 - Wolf Children | 20.619.983 $ (15.374.569 €)
2014 - Omoide no Marnie | 15.553.564 $ (11.596.971 €)


A fecha del 10 de agosto, los primeros resultados de esta cuarta semana sitúan a Omoide no Marnie en el puesto 6, cediendo dos posiciones, con una recaudación de 1,6 millones de dólares, un 6% menos que la pasada semana, teniendo el menor descenso del top 10. Llevaría acumulados 20,1 millones de dólares. Son datos todavía aproximados y los resultados reales se confirmarán en los próximos días, pero ya se pueden hacer ciertas valoraciones de cara a su recaudación final.


Los datos de Omoide no Marnie ni son espectaculares ni desastrosos; son lo que se denomina como correctos. Según las estimaciones más conservadoras, la última cinta de Ghibli finalizará con una recaudación entre 40 y 44 millones de dólares, algo inferior a los datos de La colina de las amapolas, que finalizó con 56 millones; y a los de Wolf Children, que acabó con 52,5 millones. Esas estimaciones la acercarían a los datos de Haru en el reino de los gatos que acabó en los 50 millones de dólares.


Las predicciones más optimistas consideran que acabará entre los 50 y 55 millones, igualando las cifras de La colina de las amapolas y Wolf Children. Cabe destacar, que estas valoraciones fueron hechas antes del anuncio de Toshio Suzuki sobre el futuro de Studio Ghibli a corto plazo.


Este tipo de datos no hay que tomarlos como un fracaso o una decepción. Se cree que el coste de la película ha sido de unos 22 millones de dólares, con lo cual, con 44 millones se conseguiría recuperar la inversión y obtener beneficios satisfactorios. Es verdad que está alejado de las grandes cifras de otras producciones del estudio, especialmente las dirigidas por Hayao Miyazaki, y que comparar las recaudaciones de Arrietty y el mundo de los diminutos y Omoide no Marnie provoca cierta sensación de amargura con los datos de esta última, pero no se debe pensar que se está ante otra decepción de taquilla.


Continuará...
Mañana analizamos el impacto de estos datos en el incierto futuro de Studio Ghibli


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lunes, 4 de agosto de 2014

El cierre de Studio Ghibli será temporal

Según las últimas informaciones, solo se estaría haciendo una reestructuración

La noticia del cierre de Studio Ghibli ha sacudido fuertemente a todos sus seguidores y ha trascendido más allá (llegando incluso a los trending topics de Twitter), pero la esperanza es lo último que se pierde. Según informaciones de última hora por parte del portal de referencia francés Catsuka, en la entrevista que ha concedido Toshio Suzuki a la televisión japonesa hoy mismo, no ha cerrado la puerta a que Studio Ghibli pueda seguir produciendo películas en un futuro, y sus palabras podrían haberse tergiversado.


Las informaciones desde Japón siempre son confusas por la dificultad del idioma, por eso tomamos con cautela cualquier cosa y solo podremos decir que Studio Ghibli cierra sus puertas cuando ellos lo confirmen oficialmente. Mientras, os lo contamos todo.
El caso es que sí, Suzuki anunció, de alguna manera, que el Studio Ghibli deja de producir largometrajes de animación. Pero no definitivamente. El anuncio no es casual: lo hacen dos semanas después del estreno de su nueva película, Omoide no Marnie, cuyas primeras recaudaciones no han sido especialmente buenas como para salvar la situación. Pero esa no es la única razón.


Había ya varias pistas últimamente como para intuir que en Studio Ghibli podía haber un terremoto interno: la retirada de Hayao Miyazaki en septiembre de 2013 dejaba al estudio descabezado y sin un líder en el que sustentarse. El otro fundador, Isao Takahata, con 78 años daba prácticamente por finiquitada su carrera tras despedirse con el estreno de La leyenda de la Princesa Kaguya, en noviembre de 2013. Además, su elevadísimo coste de producción sumado al escaso rendimiento que tuvo en taquilla, hirió de muerte el proyecto de continuidad de la compañía. Y, finalmente, el propio Toshio Suzuki, en marzo de 2014, anunció que también dejaba su cargo. Los tres fundaron Studio Ghibli en 1985, y los tres eran la brújula de la empresa.


Por otro lado, Studio Ghibli es de los pocos estudios de animación en Japón que tienen una plantilla de trabajadores fija. Es decir, se hicieran o no películas, hiciera falta un tipo de personal u otro, ellos cobraban un sueldo todos los meses, algo insostenible para casi cualquier empresa de este tipo, pero que las titánicas cifras de recaudación de las películas de Miyazaki y, en menor medida Takahata, lograban estabilizar en una idea casi utópica que sin embargo a Ghibli le ha funcionado todos estos años, desde que se instauró este tipo de sistema tras realizarse Porco Rosso en 1992.


Sin Miyazaki ni Takahata en el estudio, no tiene sentido una plantilla fija que consume todos los recursos económicos. Aquí entra la confusión en las palabras de cierre pronunciadas hoy por Suzuki, pues lo que realmente ha dicho, tal y como informan Catsuka y Deculture, y que ya había planteado semanas antes incluso, es el cambio en la forma de producir películas de Studio Ghibli. Un descanso para replantearse la situación y volver a los orígenes, cuando Ghibli no tenía asegurada su continuidad y se la jugaba cada vez que hacía una nueva película. Con esto se vuelve al sistema anterior a Porco Rosso, en el que cada película tiene su propio comité y equipo de producción bajo la marca de Studio Ghibli, pero como trabajadores independientes o freelance, y no ya con los trabajadores fijos que estaban ahí pasara lo que pasara. Se quiere pagar a los que trabajen en cada obra por esa obra, y no por pertenecer a la nómina de Studio Ghibli, que además era bastante numerosa. Por ese lado, cae un poco la utopía de un Studio Ghibli autosuficiente, que se nutría de su propia plantilla a la contra de la industria, donde las películas se realizan (y se pagan) por obra, no por pertenecer a un estudio en concreto. Y, al finalizar esa obra, se disuelven para embarcarse en otros proyectos.


Por ahora, en ese descanso que Suzuki dice que se darán, se centrarán en la concesión de licencias a la espera de ver cómo funcionan con el nuevo sistema y cómo pueden llevar a cabo de nuevo proyectos propios. Mientras tanto, no anunciarán nada.
Suzuki también mencionó en su momento que el futuro del estudio pasaba por el estreno, el pasado 19 de julio, de la nueva película When Marnie was there (Omoide no Marnie), dirigida por Hiromasa Yonebayashi, que ya había debutado en 2010 con Arrietty, aunque tutelado por Hayao Miyazaki. Esta vez, se le ha entregado una mayor libertad a Yonebayashi y no parece haber resultado mal, según las primeras críticas. Sin embargo, sus resultados en taquilla no están siendo demasiado esperanzadores, pese a no ser malos del todo. Debutó en tercer lugar, y en su segunda semana se ha mantenido ahí. A estas alturas, salvo Kaguya, el resto de películas de los últimos años habían recaudado más.


Ghibli mantendrá un pequeño equipo para los proyectos personales de Hayao Miyazaki como puedan ser cortometrajes para el Museo Ghibli, o preparación de exposiciones. También seguirá en funcionamiento el departamento "Momonoma", que dirige el animador Yoshiyuki Momose y que suele realizar trabajos para anuncios publicitarios y videoclips. Estos ya eran freelance antes, así que no notarán ningún cambio.
El anuncio es triste, sí. Studio Ghibli podría estar preparando su disolución, también. Pero, a día de hoy, la realidad es que en Ghibli van a buscar reorientar su negocio para ver si hay viabilidad a su proyecto.


Studio Ghibli pierde también hoy algo muy importante, y es todo ese personal de la plantilla fija lleno de talento y que a lo largo de los años ha aprendido trabajando directamente en las películas de Hayao Miyazaki e Isao Takahata. Realmente la intención inicial es que, de ese grupo de animadores cuyo estilo y enseñanzas ya habían adquirido, saliera el futuro de un estudio continuista en la idea de sus fundadores. Pero parece que hubo un error de cálculo: ni Hayao Miyazaki es eterno para sacar las castañas del fuego a los demás, ni se puede "crear" a un nuevo Miyazaki, por muy bien que se le enseñe y por muchos años que aprenda codo con codo con el maestro. El talento natural es innato. La genialidad también. Habrá otros genios, pero no habrá otro Hayao Miyazaki.


Cabe recalcar que la palabra que más ha repetido Toshio Suzuki en la entrevista de hoy ha sido "reestructuración" y en ningún caso "desaparición" o "cierre de puertas", como apuntan en Deculture. La decisión es la de cesar temporalmente de hacer largometrajes mientras se reestructuren, con vistas a volver a intentarlo.
No olvidemos que Studio Ghibli se inició en 1985 con un proyecto que era poco menos que un castillo de naipes: a la mínima, podía caer. Ahora Ghibli vuelve a los orígenes e intentará seguir haciendo lo que mejor sabe hacer: convertir los sueños en imágenes.



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domingo, 3 de agosto de 2014

Adiós a Studio Ghibli

El productor Toshio Suzuki habría confirmado que el estudio cierra sus puertas

De acuerdo con una información de Koi-nya a través de Some One One!!, el co-fundador, ex-presidente y productor de Studio Ghibli, Toshio Suzuki, habría confirmado hace unos minutos el cierre de la compañía.


Toshio Suzuki habría dicho en el programa Jounetsu Tairiku de la cadena de televisión nipona MBS que, tal y como se venía comentando estos días por fuentes cercanas, Studio Ghibli dejaría la producción de animación y, en la práctica, cesaría en su actividad, aunque se mantendría como marca para gestionar todos sus productos, que siguen generando sustanciales ingresos. Según ha dicho Suzuki, “se desmantelará el departamento de producción de anime”.



La retirada de Hayao Miyazaki y el sonado fracaso comercial de Kaguya-hime no Monogatari, parecen las causas más probables para haber llegado a esta situación. En cuanto se sepa algo más, ampliaremos la información.


Studio Ghibli es un estudio de cine de animación japonés fundado en 1985 por Hayao Miyazaki, Isao Takahata y el productor Toshio Suzuki para dar rienda suelta a sus inquietudes sin estar atados a ninguna gran compañía. Alejados de toda corriente y moda, emprendieron un proyecto que con su estilo único y definido, el perfeccionismo siempre amparado en la defensa de la animación tradicional, y el sentido artístico de sus dos sustentos, Miyazaki y Takahata, lograron levantarlo a lo largo de los años hasta convertirlo en el estudio de referencia en cuanto a animación japonesa de calidad se refiere. Así fue reconocido en 2002 con el Oso de Oro de Berlín y el único Oscar de la Academia a una película de animación no estadounidense para El viaje de Chihiro, de Hayao Miyazaki. Esta repercusión le abrió las puertas a Occidente, tanto para conocer sus nuevas obras a partir de entonces (El castillo ambulante, Ponyo en el acantilado, Arrietty, El viento se levanta, etc.) como para revisar lo que le había hecho entrar en el corazón de millones de japoneses desde su fundación, incluyendo títulos como La Princesa Mononoke, La tumba de las luciérnagas, Porco Rosso o Mi vecino Totoro, que se ha convertido desde su estreno en 1988, en un auténtico icono de la cultura popular del país.


Aunque nunca han sido conscientes, muchos espectadores en todo el mundo han crecido con las obras de Isao Takahata y Hayao Miyazaki. Ellos eran, en sus inicios en la profesión en los años 70, los responsables de series emblemáticas como Heidi, la niña de los Alpes; Marco, de los Apeninos a los Andes; Ana de las Tejas Verdes; Conan, el niño del futuro o Sherlock Holmes, entre otras. Con el tiempo, su estilo e intereses se depuraron, fueron más personales y, en ocasiones, adultos. Pero su esencia se mantuvo intacta.


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