La hora de empezar a dirigir
Aquí vamos con la continuación de este especial:
Miyazaki, de fuerte personalidad e ideas muy claras, desde el principio impone su criterio y Nippon Animation le da crédito tras sus éxitos y buen hacer. Además tiene el aval de Isao Takahata, un hombre que ya tiene un peso muy importante en el panorama de la animación japonesa.
Es así como ve la luz Conan, el niño del futuro en 1978, con 26 episodios que dan rienda suelta a los temas favoritos de Hayao Miyazaki que explotaría posteriormente en toda su carrera: La paz entre los hombres, la defensa de la naturaleza, el protagonismo de la mujer valiente y emprendedora, las injusticias sociales y políticas, la amistad, los personajes ricos en matices, la esperanza ante las grandes dificultades y como no: Los aparatos voladores.
Además deja muy presente sus ideas marxistas por esta época (que después abandonaría desengañado) y su obsesión por los desastres que el hombre puede ocasionar sobre la Tierra.
Es mucho el trabajo que acumula el director, pero no quiere renunciar a ninguna oportunidad. Pese a su gran ambición por momentos la serie se le hace grande, no puede con todo el trabajo y recurre a su amigo Isao Takahata, que le ofrece su experiencia en la dirección y le ayuda a realizar los storyboards e incluso ante la imposibilidad de Miyazaki de cumplir los plazos de finalización de la serie, tiene que delegar en Takahata para que dirija algunos episodios.
Por suerte ambos manejan un ideario parecido y su gran complicidad hace que no haya problemas. Conan, el niño del futuro resulta otro gran éxito y su trama de ciencia-ficción alejada de lo que estaba haciendo Nippon Animation en ese campo se convierte enseguida en un referente para otros muchos animadores. Miyazaki ya es considerado un director fuera de lo común.
Mientras tanto Isao Takahata dirige su tercera serie para el World Masterpiece Theater de Nippon Animation, Ana de las Tejas Verdes en 1979, y reclama a su ya inseparable Hayao Miyazaki para que diseñe los escenarios y aporte ideas.
Entonces llega lo que tanto tiempo había estado esperando: Dirigir una película.
Después de colaborar en el éxito televisivo de Tokyo Movie Shinsha Lupin III junto a Takahata en 1977, Hayao Miyazaki es elegido por esta compañía para dirigir la segunda película del personaje. Será Lupin III: El castillo de Cagliostro, su gran oportunidad para dirigir cine, aunque sea atado a un personaje ya previamente creado. Se estrenará en 1979.
Miyazaki lo da todo y le sale un film redondo, dotando a Lupin de nuevas características y dimensiones que en la serie, dentro de una historia de aventuras entretenida y llena de buenos momentos. Tanto que incluso se comenta que Steven Spielberg dijo que la persecución de coches de esta película era la mejor de la historia del cine.
Tras esto el director japonés parece quedar realizado y deja por un momento de lado la animación. En 1980 se dedica a formar nuevos animadores en Telecom mientras dibuja su primer manga Shuna no tabi (El viaje de Shuna), un trabajo en papel y a color sin apenas diálogos en los que da las primeras pinceladas de lo que ya estaba maquinando, Nausicaä del Valle del Viento, la explosión definitiva de Miyazaki y el detonante de la creación de Studio Ghibli.
[Continuará...]
Si aún no lo has hecho, te invito a que leas las tres partes anteriores de este especial:
- "¿Quién es Hayao Miyazaki? (Parte I)"
- "¿Quién es Hayao Miyazaki? (Parte II)"
- "¿Quién es Hayao Miyazaki? (Parte III)"
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